
Cañetino es tiempo de cambiar la Historia. El amor por Cañete tiene que ser tan fuerte que debiéramos cambiar conductas y transformar nuestro pueblo en una ciudad distinta…
30 diciembre 2005
Fin Restricción...

23 diciembre 2005
21 diciembre 2005
Haciendo camino...

Hoy viven no mas de 20 familias que se aferran a la tierra de sus antepasados. Las demás familias de aquellos años buscaron nuevos horizontes y se instalaron en el villorio de Cayucupil y Butamalal, vendiendo sus tierras a las forestales y viviendo actualmente en pequeños sitios y parcelas sin pena ni gloria.


16 diciembre 2005
El Flautista

Debe tener unos cuarenta años, duerme en una vieja casa fiscal abandonada, cada dia tiene una rutina parecida, no molesta a nadie, toca su flauta en el centro de la ciudad y nadie sabe quien es y de donde viene... a su espalda lleva una mochila llena de historia... se ha quedado más del tiempo de lo esperado para un errante de esta época, pareciera que nuestra ciudad le agrada...
07 diciembre 2005
06 diciembre 2005
02 diciembre 2005
El Cuento de la Tortuga y la Liebre
Con cariño a todas las personas con quién compartí en la Jornada Taller de la metodología "PREPARADO", en la ciudad de Concepción los días 23, 24 y 25 de Noviembre. Una experiencia de aprendizaje significativa para trabajar con personas.
Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era más rápida. Para dirimir el conflicto de opiniones, decidieron correr una carrera.

Eligieron una ruta y comenzaron la competencia. La liebre largó a toda velocidad y corrió enérgicamente durante un buen rato. Luego, al ver que había sacado muchísima ventaja, decidió sentarse debajo de un árbol para descansar unos momentos, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha. Pero pronto se quedó dormida. La tortuga, que andaba con paso lento pero constante, la alcanzó, la superó y terminó en punta, declarándose ganadora indiscutible de la carrera.
Moraleja: "Los lentos pero constantes y perseverantes, también ganan la carrera."
Pero la historia no terminó aquí, sino que prosigue...
La liebre, decepcionada por haber perdido, hizo un examen de conciencia y reconoció su grave error de subestimar a la tortuga. Se dio cuenta que por presumida y descuidada había perdido la carrera. Si no hubiese subestimado a su oponente, nunca la hubiera podido vencer. Entonces, desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió sin descanso desde el principio hasta el fin y su triunfo fue contundente.
Moraleja: "Los rápidos y tenaces vencen a los constantes y perseverantes."
Pero la historia tampoco termina aquí...
Después de ser derrotada, la tortuga reflexionó detenidamente y llegó a la conclusión de que no había forma de ganarle a la liebre en velocidad. De la manera como estaba planteada la carrera, ella siempre perdería.
Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso correr por una ruta distinta a la anterior. La liebre aceptó y corrió a toda velocidad, hasta que se encontró en su camino con un ancho río. La liebre no sabía nadar, y mientras se preguntaba "¿Qué hago ahora...?", la tortuga nadó hasta la otra orilla, continuó a su paso lento pero constante y terminó la carrera en primer lugar.
Moraleja: "Quienes identifican su ventaja competitiva (saber nadar) y cambian el entorno para aprovecharla, llegan primeros."
Pero la historia tampoco termina aquí....
Pasó el tiempo, y tanto compartieron la liebre y la tortuga que terminaron haciéndose amigas. Ambas reconocieron que eran buenas competidoras y decidieron repetir la última carrera, pero esta vez corriendo en equipo. En la primera parte, la liebre cargó a la tortuga hasta llegar al río. Allí, la tortuga atravesó el río a nado con la liebre sobre su caparazón, y ya en la orilla de enfrente la liebre cargó de nuevo a la tortuga hasta llegar a la meta.
Como alcanzaron la línea de llegada en tiempo récord, sintieron una mayor satisfacción que la que habían experimentado en sus logros individuales.
Moraleja: "Es bueno ser individualmente brillante y tener fuertes capacidades personales. Pero, a menos que seamos capaces de trabajar con otras personas y potenciar recíprocamente las capacidades de cada uno, no seremos completamente efectivos."
Una tortuga y una liebre siempre discutían sobre quién era más rápida. Para dirimir el conflicto de opiniones, decidieron correr una carrera.

Eligieron una ruta y comenzaron la competencia. La liebre largó a toda velocidad y corrió enérgicamente durante un buen rato. Luego, al ver que había sacado muchísima ventaja, decidió sentarse debajo de un árbol para descansar unos momentos, recuperar fuerzas y luego continuar su marcha. Pero pronto se quedó dormida. La tortuga, que andaba con paso lento pero constante, la alcanzó, la superó y terminó en punta, declarándose ganadora indiscutible de la carrera.
Moraleja: "Los lentos pero constantes y perseverantes, también ganan la carrera."
Pero la historia no terminó aquí, sino que prosigue...
La liebre, decepcionada por haber perdido, hizo un examen de conciencia y reconoció su grave error de subestimar a la tortuga. Se dio cuenta que por presumida y descuidada había perdido la carrera. Si no hubiese subestimado a su oponente, nunca la hubiera podido vencer. Entonces, desafió a la tortuga a una nueva competencia. Esta vez, la liebre corrió sin descanso desde el principio hasta el fin y su triunfo fue contundente.
Moraleja: "Los rápidos y tenaces vencen a los constantes y perseverantes."
Pero la historia tampoco termina aquí...
Después de ser derrotada, la tortuga reflexionó detenidamente y llegó a la conclusión de que no había forma de ganarle a la liebre en velocidad. De la manera como estaba planteada la carrera, ella siempre perdería.
Por eso, desafió nuevamente a la liebre, pero propuso correr por una ruta distinta a la anterior. La liebre aceptó y corrió a toda velocidad, hasta que se encontró en su camino con un ancho río. La liebre no sabía nadar, y mientras se preguntaba "¿Qué hago ahora...?", la tortuga nadó hasta la otra orilla, continuó a su paso lento pero constante y terminó la carrera en primer lugar.
Moraleja: "Quienes identifican su ventaja competitiva (saber nadar) y cambian el entorno para aprovecharla, llegan primeros."
Pero la historia tampoco termina aquí....
Pasó el tiempo, y tanto compartieron la liebre y la tortuga que terminaron haciéndose amigas. Ambas reconocieron que eran buenas competidoras y decidieron repetir la última carrera, pero esta vez corriendo en equipo. En la primera parte, la liebre cargó a la tortuga hasta llegar al río. Allí, la tortuga atravesó el río a nado con la liebre sobre su caparazón, y ya en la orilla de enfrente la liebre cargó de nuevo a la tortuga hasta llegar a la meta.
Como alcanzaron la línea de llegada en tiempo récord, sintieron una mayor satisfacción que la que habían experimentado en sus logros individuales.
Moraleja: "Es bueno ser individualmente brillante y tener fuertes capacidades personales. Pero, a menos que seamos capaces de trabajar con otras personas y potenciar recíprocamente las capacidades de cada uno, no seremos completamente efectivos."
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