20 abril 2007

Cañete en Imagenes...

Foto: Vista de Norte a Sur de Cañete
Foto: Catamaran en el Lago Lanalhue
Foto: Vista Sur del Lago Lanalhue
Foto: Feria 7° de Línea

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La feria me trae recuerdos cuando en el verano de 1970 (tenía 15 años), le conseguí un dinero (un billete verde) a mi abuela Hortensia y salí a esperar las micros de Cayucupil para comprar unos kilos de Fruto de oro (ciruelas muy amarillas y dulces) con papel construí unos pequeños conos y me dediqué a venderlos llenos de esta fruta en el paradero de buses Mercado Municipal. Como el negocio fue bien, me instalé en una ventana de la tierra de don Camilo Dames, agregando tomates, plátanos, peras de agua y otros frutos entre los que destacó la sandía por trozos.
Así entre Ciruelas y Sandias por trozos crecía el negocio, apoyado por Francisco (que nunca se perdía una anecdota o experiencia en nuestra vidas).
Recuerdo muchos "afortunados" comerciantes cañetinos, hoy, que comenzaron igual (espero no lo hayan olvidado).
Colaboraba mi tia Uberlinda que tenía un puesto en el Mercado y los Tíos Noemí y Carlos que hacian la misma "pega" que nosotros.
Hoy parecen mentiras todas estan vivencias cuando me atrevo a contarlas. Luego vino la obligación de estudiar que me imponía, ferreamente, mi abuela paterna, seria, disciplinada y formadora e ingresé al Instituto Comercial y aqui estoy, 37 años después, en mi entretenida sala de clases en Curanilahue...pensando que pude haber sido...no profesor, sino comerciante de feria. ¿Te acuerdas Francisco?

Anónimo dijo...

Pero cómo no me voy a acordar, si a veces me pongo a gritar en casa aquellas frases célebres que teníamos para vender;

1)¡¡peras de agua!!...con llave y todo para darse una ducha.

2) ¡¡ciruelas de tres, cinco y siete tiritones!!

...eran otros tiempos...y pensar que por culpa nuestra después las autoridades tuvieron a la Feria como volantín chupete, o sea, de aquí para allá, de allá para acá.

Recuerda que ese galpón que existe en la boca-calle de Arturo Prat entre el Hotel Gajardo y lo que era la Tienda de don Camilo Dames lo construyeron también por culpa de nosotros.

Qué bandidos éramos, hermano.